lunes, 23 de julio de 2012

La donna velata de Rafael (1516)

 



La llegada al pontificado de León X en marzo de 1513 coincidió con una intensificación de la actividad de Rafael, que fue constante hasta su muerte

.


Desde esa fecha Rafael abordó una serie de encargos importantísimos como la decoración al fresco de las estancias vaticanas que aunque había comenzado en tiempos del Papa Julio II continuó trabajando aunque iba delegando trabajo en sus discípulos. También hizo cartones preparatorios para la serie de diez tapices con el tema de la vida de San Pedro y San Pablo destinados a la parte inferior de la Capilla Sixtina...y bastantes encargos de retratos unos oficiales y otros particulares.
Estaba muy claro que la personificación de la esencia del clasicismo estaba en el artista Rafael. Nadie mejor que él  para personificar ese momento.
 Él es la perfección técnica, el mejor representante del equilibrio clásico, de la medida perfecta, del ideal humanista, de la simetría compositiva, de la alegría en el color y las luces diáfanas. De la precisión y perfección técnica, del virtuosismo insuperable en la captación de las texturas y las carnaciones. De ahí sus famosas madonnas, bellas, serenas y virtuosas, pero también sus magníficos retratos de una profundidad psicológica.


 

 El retrato de  Margherita Lutti ( La donna velata), conocida popularmente como la Fornarina por ser la hija de un panadero de Siena  muestra todo el esplendor de la  juventud y la belleza, a la que Rafael parece rendirse .
 Sus recursos para conseguirl mostrar esa belleza son :
  • su equilibrio compositivo, enmarcando la figura en un triángulo, señalado precisamente por el velo que le da título al cuadro. 
  • En segundo término la serenidad de la escena, marcada por la propia armonía que se expresa en el rostro de Margherita, preciso en sus facciones, espléndido en sus carnaciones y a la vez sereno en esa expresión suya a la par tranquila y risueña. 
  • Por otro lado juega con la luz, oponiendo el entorno oscuro que envuelve la figura con la luz que emana de ella, que de esta manera parece surgir más luminosa y diáfana y más rotunda en sus formas y volúmenes. Esa luz brillante y nítida como sólo Rafael era capaz de captar. 
  • Y junto a todo ello, el dominio de Rafael en la definición de las texturas, del ropaje especialmente, que ampuloso en sus pliegues y repliegues contrasta con la delicadeza de la piel y del rostro, subrayando así aún más su finura y elegancia. 
  • Finalmente el color.Habría que advertir la riqueza cromática de los ropajes, entre el dorado y el blanco, y la gama conseguida en las carnaciones desde el tostado al marfil, pasando por el rosáceo de las mejillas.
La “velada” representa por todo ello el ideal de belleza femenina de Rafael, resumido en esos principios de armonía, perfección y equilibrio que enlazan su obra con la esencia misma del arte clásico,



2 comentarios:

mangeles dijo...

¡Qué interesante post¡ y qué bello cuadro. No lo conocía (nada raro en mí). Me gustan mucho los colores y el collar ¿de ambar?...el rostro es muy bello, pero no tanto como el de la madona de la silla. Siempre maravilloso Rafael. Y siempre un placer leerte profe. Un beso

Anónimo dijo...

Pilar:
Cuando alguien trabaja una información, un análisis y elabora un texto lleno de dignidad, como es tu caso, me gusta entrar y sentarme a comentarlo tranquilamente. No obstante, este mundo de prisas y agitación de las redes sociales, nos va dejando fuera de juego y ya no se trata de conversar y disfrutar de ese placer. Por ello me gusta tu ritmo, se adecua más a mi forma de ser y de reflexionar. Y es que yo soy algo lento, lo sé, pero me gusta y gratifica ser así.
De Rafael de Urbino qué podemos decir que no sea ver su obra. Recuerdo que era yo un niño, cuando escuché a mi madre la lectura de una historia de papas y artistas. Debían andar por en medio: Miguel Ángel, Rafael y Julio II o, tal vez, León X. Siempre discutieron los artistas y los poderosos.
Dos amigos muy cercanos y yo, tenemos previsto acercarnos al museo de El Prado a ver la exposición de Rafael. Hace unos días, les pasé el enlace con tu blog para que empezaran a abrir boca. Y es que estoy convencido que, con tus blogs —Color y forma y Color y forma 2—, estás realizando una notable labor de mediación, auténtico ejercicio de magisterio, no solo con tus alumnos, sino con todos los que te leemos.
Tu trabajo, amiga mía, se conforma como la vida, «…en un sistema de llamadas y respuestas, una red de comunicaciones que es asimismo un circuito de transformaciones.» (Octavio Paz) Que acierto el de tu blog, Pilar, lograr esa confluencia de la ‘donna velata’ de Rafael con la Marilyn de Andy Warhol
Algo te diré si, al fin, veo la exposición acompañado por mis amigos.
Un abrazo,
Cecilio